Durante los meses fríos, nuestro organismo se enfrenta a una combinación de factores que pueden debilitar las defensas: los cambios bruscos de temperatura, el aumento de virus respiratorios, una alimentación más calórica y menos rica en frutas y verduras, e incluso el estrés propio del final del año.
Todo ello puede alterar el equilibrio de la microbiota intestinal, ese conjunto de miles de millones de bacterias que viven en nuestro intestino y que juegan un papel esencial en la salud digestiva, inmunitaria y general.
Cuando la microbiota se desequilibra (lo que se conoce como disbiosis), es más fácil que aparezcan molestias digestivas, cansancio o una mayor susceptibilidad a infecciones. Por eso, reforzarla con probióticos —microorganismos vivos que ayudan a mantener o restablecer ese equilibrio— es una estrategia muy útil durante el otoño y el invierno.
Refuerza tus defensas desde el intestino.
Aunque a menudo se asocia el sistema inmunitario con las vías respiratorias, la mayor parte de nuestras defensas (hasta un 70 %) se encuentra en el intestino. Mantener una microbiota equilibrada es clave para que el cuerpo responda de forma eficaz frente a virus y bacterias.
Los probióticos contribuyen a ese equilibrio y favorecen la producción de sustancias protectoras que ayudan a reforzar las barreras naturales del organismo. Por eso, tomar un probiótico durante los meses más fríos puede reducir la frecuencia de infecciones respiratorias y mejorar la respuesta inmunitaria ante catarros o gripes.
Opta por alimentos fermentados como yogur natural, kéfir, kombucha o chucrut, y si lo necesitas, complementa con un suplemento probiótico con cepas específicas para el sistema inmune, como Lactobacillus rhamnosus GG o Bifidobacterium lactis.
Cuida tu digestión en épocas de exceso.
El invierno invita a comidas más abundantes y calóricas, con menos fibra y más grasas, lo que puede ralentizar la digestión y causar hinchazón o estreñimiento. Además, el sedentarismo y el uso de antibióticos durante los procesos gripales también pueden alterar la flora intestinal.
Los probióticos ayudan a restablecer el equilibrio intestinal, mejorar el tránsito y favorecer una digestión más ligera, incluso cuando la alimentación es más pesada. También mejoran la absorción de nutrientes esenciales (como hierro o calcio), algo especialmente importante en esta época del año, cuando el cuerpo necesita energía y defensas extra.
Consulta en tu farmacia el probiótico más adecuado.
No todos los probióticos son iguales: existen diferentes cepas bacterianas y combinaciones según la necesidad —reforzar las defensas, mejorar la digestión, prevenir diarreas o recuperar la flora tras un tratamiento con antibióticos—.
Por eso, antes de elegir un producto, es recomendable consultar en tu farmacia. El farmacéutico puede orientarte sobre la cepa, la dosis y la duración más adecuada, así como sobre posibles combinaciones con prebióticos (las “fibras” que alimentan a los probióticos) o con otros complementos vitamínicos que potencien tu inmunidad.
En resumen
Cuidar la microbiota intestinal durante los meses fríos no solo ayuda a evitar molestias digestivas, sino que también refuerza tus defensas naturales. Incorporar alimentos fermentados, mantener una dieta equilibrada y consultar en tu farmacia el probiótico más adecuado te ayudará a pasar un invierno con más energía y bienestar.
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